El
mensaje de la semana a través del I CHING: La Grandeza, la Fortuna (14)
El trigrama
superior está representando el Fuego, el brillo, la luz, el calor, lo
esclarecedor, comunicativo e inteligente.
Pone
fin al hemiciclo Yang.
El
trigrama inferior representa el Cielo, lo creativo, lo inspirador, la fortaleza
y el poder.
La
fuerza del Cielo hace que los planetas se mantengan en sus órbitas y es el
centro del hemiciclo Yin.
Una
llama en el cielo lo ilumina todo dejándonoslo a la vista.
Claridad
y Fuerza se unen en este hexagrama, generando relaciones perdurables en el
tiempo.
En la
imagen vemos al Sol, la gran bola de fuego dominado el cielo y la tierra con
grandeza, mientras un dragón rojo permanece flotando en la escena de fondo
anaranjado.
No sé
quién dijo una vez, “si no conoces las posibilidades de la grandeza, ¿por qué
sueñas con ella?”.
Si lo
pensamos detenidamente, tener fortuna, ser grande, conlleva una gran
responsabilidad. Porque al fin y al cabo no deja de ser una energía, algo con
lo que podemos hacer muchas cosas si nuestro espíritu es grande y elevado o
ninguna, si somos tacaños y dejamos que esa energía se pierda o estanque.
Que la
vida nos ponga en una situación envidiable, no quita para que también suponga
una prueba para nosotros, el hecho de comprobar que somos capaces de
mantenernos centrados y trabajando para encontrar el equilibrio en esta nueva
situación.
El
hecho de tener cierto estatus nos brinda la posibilidad de hacer algo, no sólo
para nosotros sino también para otros, para mejorar la vida de aquellos que nos
rodean, poder hacer realidad proyectos e ideas, eso sí, librándonos primero de
grandes cantidades de egoísmo y avaricia, que es la otra cara de la abundancia.
Sea
como sea, lo que nunca debemos perder de vista, es que no importa lo que se nos
ponga a nuestro alcance en un momento determinado, nada nos pertenece, todo es
prestado para desarrollar nuestra existencia y al final de nuestra vida
tenemos que desprendernos de ello.
Venimos
al mundo desnudos y sin posesiones y cuando lo dejamos no nos llevamos nada, no
hemos sido dueños de nada, ni siquiera del tiempo de nuestra vida, todo ha sido
un préstamo.
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